El tamburo permanecía girando a raíz de dos vueltas al día durante dos semanas hasta que sus componentes se mezclaban uniformemente, preparándose para recibir el alcohol que los amalgamara y extrajera sus especias y matices.
Han rescatado del olvido este enigmática palabra del acervo cultural vitivinícola, evocando su significado matricial y de gestación hasta llegar al parto y nacimiento de este gozoso y original vermú.